Al fin parece que los científicos se han puesto de acuerdo en reconocer que el cambio climático no responde sólo a causas naturales sino que el recalentamiento de la atmósfera es causado por la acción de la especie humana. Esta es una noticia que podemos calificar de muy importante para el movimiento ecologista porque, por vez primera, la comunidad internacional acepta que la contaminación está causando daños graves y de trágicas consecuencias para nuestra vida y toda la vida en el planeta. Básicamente, el cambio climático es consecuencia del famoso "efecto invernadero" que se debe principalmente a la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera, y que actúa como pantalla. Frente a esta situación, las reacciones internacionales son muy tímidas: el acuerdo sobre la reducción de las emisiones de CO2 no consigue unanimidad y pone de manifiesto la falta de solidaridad norte/sur. Las emisiones de CO2 se originan en todos los procesos de combustión y muy particularmente en la combustión de la energía fósil, es decir derivados del carbón: petróleo, gas natural, hullas, lignitos, etc ... Los aviones, las centrales térmicas, y a nivel individual las calefacciones y los vehículos de motor son el principal origen de las emisiones.
Además de la reducción de las emisiones, existe otra solución consistente en fijar el dióxido de carbono en cadenas biológicas tal y como lo hacen los vegetales (árboles, plancton, etc.) a través de la fotosíntesis. A una escala planetaria, la humanidad ha causado un grave desequilibrio ecológico y va a ser una de las especies más afectadas por el mismo. Es el típico caso del que tira piedras a su propio tejado. Viendo el problema con frialdad, sabemos perfectamente que la humanidad no está dispuesta a renunciar a ninguna forma de "progreso" y que la solución pasará por el desarrollo y aprovechamiento de las energías alternativas y renovables como son la energía solar o la energía eólica, desarrollada al mismo tiempo el respeto al árbol y la recuperación de las masas forestales. Esta reflexión de carácter informativo y general conecta, como es lógico y deseable, con los hechos que acontecen en nuestro entorno, de los cuales comentaremos dos. Continúa la avalancha de proyectos de Parques Eólicos a instalar en los alrededores de Zaragoza, muchos de ellos en lugares de interés ecológico o en zonas forestales: se trata de la alternativa mal entendida, arreglar una cosa estropeando otra. ¿Dónde está la armonía y el equilibrio? Para todos estos proyectos y sus "cerebros", un boniato. Algunos compañeros de ANSAR, del grupo del vivero, divulgaron entre nosotros en su día la famosa obra de Jean Giono "El hombre que plantaba árboles", un maravilloso cuento y canto a la reproblación forestal que nos emocionó y nos sigue emocionando, y con el que nos sentimos todos (todas) identificados/as. Pues bien, esta es una obra que también han hecho suya los alumnos y alumnas del Colegio Gloria Fuertes de Andorra, hasta tal punto que han editado un calendario del 96 con dibujos realizados a partir del cuento, en base a su propia lectura e interpretación, ¡todo un acierto!. Desde aquí nuestra enhorabuena. Por cierto, ¿sabéis que existe un video y un compact de este cuento?. Nuestro Medio Ambiente está hecho de grandes y pequeñas cosas, pero también de grandes pequeñas cosas. El agujero en la capa de ozono es muy grande, y grande también la pantalla invernadero. ¿Bastarán parches o alternativas equívocas? Otros plantarán pequeñas bellotas, diminutas bellotas que poco a poco y con paciencia harán un gran bosque. Salud, perseverancia, ecología y feliz 96. Henri Bourrout Dirección Postal.Ansar.C/ Armisen, nº 10 50007 ZARAGOZA
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